Un aspecto fundamental de la filosofía Montessori es el fomento de la independencia y la autoestima en los niños. A través de un ambiente preparado y materiales educativos específicamente diseñados, los niños tienen la libertad de elegir sus actividades y trabajar a su propio ritmo. Esto les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades prácticas, cognitivas y sociales, lo que a su vez fortalece su confianza en sí mismos y su capacidad para tomar decisiones.
La filosofía Montessori reconoce que cada niño es único, con distintos intereses, habilidades y ritmos de aprendizaje. Por lo tanto, el enfoque educativo se adapta a las necesidades individuales de cada niño. Los materiales Montessori están diseñados para permitir que los niños exploren conceptos abstractos a través de experiencias concretas, lo que facilita un aprendizaje significativo y duradero.
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