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CÓMO ALENTAR UNA IMAGEN CORPORAL SANA

Conforme la adolescencia se acerca, es común y natural que los niños muestren mayor interés por la apariencia (la propia y la del resto). En esta etapa ocurren grandes cambios y eso lleva a que sean más conscientes de cómo se ven y cómo los perciben los demás.

El desarrollo de una imagen corporal saludable se produce con el tiempo. Puede recibir la influencia de las experiencias y ser moldeada por las opiniones de los demás y los mensajes culturales.

La imagen corporal puede ser especialmente vulnerable durante los años de la preadolescencia y la adolescencia porque la apariencia cambia mucho y los mensajes culturales que exacerban la insatisfacción pueden ser muy fuertes. Recibir críticas o bromas sobre la apariencia puede ser especialmente dañino a esta edad.

Los preadolescentes y los adolescentes suelen comparar su apariencia con la de los demás o con las imágenes “perfectas”  que muestran algunos medios. Cuando el adolescente se compara con estas imágenes irreales, es muy común sentirse insatisfecho con alguna cuestión relacionada con la apariencia.

A medida que los adolescentes maduran mental y emocionalmente, desarrollan una imagen propia más compleja, que incorpora sus intereses, talentos, cualidades únicas, valores, aspiraciones y relaciones. Pero durante los primeros años de la adolescencia, la imagen que les devuelve el espejo constituye una gran parte de su imagen propia.

Mejorar la imagen corporal

Mientras los preadolescentes prueban diferentes estilos, los padres podemos ayudar dando nuestra aprobación y apoyándolos, transmitiendo mensajes positivos y fomentando otras cualidades que mantengan a la apariencia en su verdadera dimensión. No olvidemos:

  • Aceptar y comprender. Reconocer que la preocupación sobre la apariencia es una parte de la adolescencia, al igual que el cambio de voz y aprender a afeitarse. Por más frustrante que resulte que monopolicen el baño, tratemos de evitar criticar a los niños por preocuparse sobre la apariencia. A medida que crecen, la preocupación sobre la apariencia dejará de dominar su vida.
  • Hacer muchos elogios. Tranquiliza tu hijo sobre su apariencia y sobre todas las demás cualidades importantes. Aunque parezca que no lo notan o no les interesa, simples afirmaciones como “tu sonrisa es hermosa” o “esa camisa te queda bien”, sí les importan. Apreciar las cualidades y capacidades físicas ayuda a construir una imagen corporal saludable.
  • Hacer elogios también sobre su parte interior. Menciona abiertamente las cualidades personales que te encantan de tus hijos. Tranquilízalos cuando expresen inseguridad. Si escuchas “Odio mi cabello” o “Soy muy chaparra”, ofrece un contraargumento valioso.
  • Hablar sobre el significado de la apariencia.
  • Establecer límites razonables. Se paciente, pero también establece límites sobre la cantidad de tiempo que tus hijos pueden dedicar a arreglarse y vestirse.
  • Ser un buen modelo. La manera en que hablas de tu propia apariencia es un poderoso ejemplo. Quejarse o preocuparse constantemente por la apariencia enseña a los niños a tener la misma mirada crítica sobre ellos mismos. Casi todos estamos insatisfechos con ciertas cuestiones sobre nuestro aspecto, pero en su lugar, habla sobre lo que tu cuerpo puede hacer, no sobre cómo luce.

 

Tener una imagen corporal saludable y positiva significa sentir agrado por el propio cuerpo, valorarlo y estar agradecido por sus cualidades y capacidades. Cuando los padres cuidan y valoran su propio cuerpo, enseñan a sus hijos a hacer lo mismo.

 

@montessoriqro